Mi nombre es Marco Giancane, soy italiano y mi gran pasión es cocinar. Desde que era un niño, la cocina me fascinaba. Pasaba horas observando a mi madre y a mi abuela preparar esos platos deliciosos que llenaban nuestra casa de aromas increíbles. A pesar de mi entusiasmo por aprender, ellas nunca quisieron enseñarme. Siempre me decían: «Tú tienes que estudiar; para cocinar estamos nosotras, y algún día, tu esposa».

A los 18 años, me mudé a Bolonia para estudiar en la universidad y, por primera vez, me vi viviendo solo. La realidad fue un golpe duro: mis primeros intentos en la cocina fueron desastrosos. Comía platos terribles, comida en bolsitas y fast food, lo cual no solo me deprimía, sino que también era un gasto enorme para un estudiante. Si quería sobrevivir, tenía que aprender a cocinar.

Así que me puse manos a la obra. Empecé copiando recetas de amigos y, poco a poco, me atreví a experimentar por mi cuenta. Los resultados eran tragicómicos. Mis amigos aún recuerdan algunos de mis «platos horribles», como el famoso rollo de carne con naranja que le preparé a mi amigo Renato. ¡El sabor era tan extraño que todavía se ríe de mí cada vez que lo menciona!

Pero con el tiempo, y gracias a mi terquedad, empecé a mejorar. Mis amigos volvieron a visitarme y a quedarse a comer. La cocina se convirtió en mi refugio y en mi forma de conectar con los demás.

En 2009, me fui a estudiar a España durante un año. La verdad es que aprendí más sobre la vida que sobre los libros. Conocí a gente de todo el mundo y descubrí cómo personas de diferentes culturas se relacionan con la comida. Me maravilló ver cómo la comida, al final, es un lenguaje universal que nos une a todos.

En septiembre de 2014, decidí compartir mi pasión con el mundo y creé mi canal de YouTube: EnLaCocinaConMarco. Desde entonces, cada fin de semana, después del trabajo, me dedico a grabar una nueva receta. ¿Por qué lo hago? Porque tengo un sueño: enseñar a la gente a cocinar, transmitir mi pasión por la buena comida y difundir la cultura culinaria. Para mí, la cocina no es solo alimentarse; es crear, compartir y disfrutar.